Las razones para visitar el Valle de Arán son múltiples y variadas. Como si no bastaran las excelentes pistas de esquí y los crudos paisajes montañosos, el Valle cuenta con suculentos patrimonios materiales e intangibles que conforman la milenaria cultura aranesa. Arquitectura, fiestas populares, tradiciones religiosas, manifestaciones musicales, danzarias y plásticas son sus expresiones más vívidas.
Sin menospreciar otras influencias y dominios, la religión católica ha servido finalmente cual sólida argamasa civilizatoria en la historia del Valle de Arán. El conjunto de templos católicos y capillas que acompaña el amplio perfil de asentamientos del Valle habla por si sólo. De hecho, constituye toda una ruta turística tradicional: La Ruta Románica, compuesta por 15 paradas de rigor.
Durante los siglos XII y XIII se construyeron en el Valle gran número de iglesias y capillas católicas que, no obstante cierto retardo en el tiempo con respecto al resto de Europa, portan la huella arquitectónica del primer período románico.
La nobleza rústica de sus piedras externas contrasta muchas veces con una sobresaliente escultórica, cual lo demuestran los cristos de Mijaran (St. Miquèu de Vielha) y Salardù (St. Andrèu de Salardù), así como con encantadoras muestras policromadas del más diverso arte pictórico pre-barroco.
La iglesia de Santa Eulària d´Unha data del siglo XII. Destaca por sus ábsides decorados al estilo lombardo, así como por una amplia gama de pinturas interiores que barren desde el románico hasta el renacimiento, pasando por el gótico clásico.
Otras iglesias de la Ruta son St. Andrés de Casau, St. Fèlix de Vilac, St. Pèir de Betlan y St. Estèue de Montcorbau, cuya pila bautismal detalladamente trabajada y ábside gótico destacan sobremanera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario