sábado, 18 de diciembre de 2010

El valor de esquiar con las capacidades disminuidas


Esquiar, para la gran mayoría de los mortales incluyendo sus practicantes, despierta una sensación mixta entre el entusiasmo y el miedo. De hecho, resulta una actividad deportiva que en cualquier caso demanda la agudeza permanente de los cinco sentidos, el cuerpo y el alma. Pero si alguno de ellos faltara o estuviera disminuido, los riesgos se multiplican exponencialmente.



Es justo lo que sucede a los discapacitados físicos que suben a las pistas, mas no por ello dejan de hacerlo. Claro, la historia es larga, pues se remonta a las guerras mundiales del siglo XX, generadoras de millones de inválidos, de los cuales una parte ya se dedicaba al esquí, actividad que muchos quisieron mantener tras perder alguno de sus miembros e incluso la vista. Y lo lograron.



En los años sesenta se creó en los Estados Unidos el primer programa deportivo de esquí para discapacitados. Sin embargo, ya desde 1944, todo un movimiento deportivo asociado a los veteranos de guerra con lesiones paralizantes se venía gestando en Inglaterra, donde el gobierno de Churchill crea el primer y más importante centro mundial de rehabilitación medular en Stoke Mandeville, cerca de Londres. En este centro siempre empleo el deporte como medio terapéutico. Justo aquí nació la idea de los modernos Juegos Paralímpicos.



Paralelamente al programa norteamericano, en Suiza se hace énfasis en el esquí para ciegos y débiles visuales, también como terapia rehabilitanye. En 1969 se crea allí una federación al respecto que cuenta hoy con dos secciones, una recreativa y otra netamente competitiva.



Pero, ¿cómo esquiar siendo ciego? Pues claro, se necesitan pistas especiales, guías o monitores y un sistema único de trasmisión de avisos basado en el movimiento de las agujas del reloj, además de muchas horas de empeño. Por otra parte, ya no sólo esquían los amputados, sino también los que necesitan de sillas de rueda para andar, mediante adaptaciones especiales en el equipamiento.



Mucho apoyo, respeto y ánimo para los limitados que se mantienen en las pistas. Y a los que no se han decidido, pues adelante.

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