sábado, 30 de octubre de 2010

El valle verde esmeralda, para el Invierno 2010



Diciembre está muy cerca y la Cataluña de los picos nevados se prepara a recibir su acostumbrada oleada de turistas. Oleada que multiplica orígenes y crece con los años. Los Pirineos, esa frontera bellamente aserrada y hasta hace unas décadas demasiado profunda, hoy es lugar de fácil acceso, deleitable para el ocio vacacional.



Porque a su entorno natural se le han venido agregando, de manera cuidadosa, las redes modernas de transporte y comunicación imprescindibles al turismo, así como remozando las más antiguas. El recién inaugurado aeropuerto de Lleida constituye el último gran paso de la Generalitat hacia el Pirineo catalán. Carreteras, ferrocarriles, túneles, puentes, telecabinas e instalaciones turísticas de todo tipo garantizan una cómoda estancia, mientras la miríada de pequeños pueblitos románicos, con su gente sincera y afable, es el alma de estos parajes.



Entre la variada oferta de los Pirineos catalanes, que van desde las aguas mansas del Golfo de Rosas hasta los pies del glaciar del Aneto, máxima cumbre de la Cordillera toda, destaca el Valle de Arán, ubicado en la provincia de Lérida.



El Valle de Arán, comarca de la famosa Estación de esquí Baqueira Beret, no es el más grande, ni el más alto, ni el más escarpado, pero es el único valle español que se encuentra en la vertiente norte de los Pirineos, justo en el origen del río Garona, que baña las ciudades francesas de Toulouse y Burdeos en su descenso hacia el Cantábrico galo. Esa exposición atípica le otorga un paisaje natural y humano totalmente disímil al resto de los valles pirenaicos.



Como queriendo escapársele a España pero muy lejos ya de la dominación de la casa Comminges, el Valle de Arán reafirma su singularidad forjada durante milenios de aislamiento. Hasta hace poco más de medio siglo, la única entrada española al Valle se hacía, durante los meses post primaverales, por el puerto de Bonaigua, ubicado a más de 2000 metros de altitud. Hoy día el viaje es más cómodo, pero aún persiste el sabor de lo irrepetible en todo su entorno. El porqué del sobrenombre del Valle de Arán que da título a este post, lo veremos en el siguiente.

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